La leyenda de una gran serpiente marina, es una de las más conocidas del folklore marino. Se supone que el Leviatán hebreo, que aparece en la Biblia, es esta serpiente mitológica.
Este monstruo marino figura en varios pasajes bíblicos. En el libro apócrifo de Enoc, es mencionado como una hembra que vive en el abismo, sobre el manantial de las aguas.
El Leviatán aparece en el Génesis, donde aparece una hembra y un macho, y Dios mató a la hembra, para evitar que procrearan, pues nadie podría detenerlos. También figura en el libro de Isaías.
En el Talmud, también es mencionado, en el Avoda Zara.
La leyenda habla sobre el banquete posterior al Armagedón, donde el caparazón de esta criatura, será servido como comida junto al Behemoth y el Ziz.
También se lo puede identificar con el mar en sí mismo, y sus contrapartidas, Behemoth, la tierra, y Ziz, el espacio y el aire.
Algunas leyendas judías, consideran al Leviatán como un dragón andrógino, que habría seducido a Adán y a Eva, tomando alternadamente formas femenina y masculina.
El cristianismo lo identifica con un demonio, en algunos casos, lo asocian con el monstruo Rahab.
Las leyenda bíblica podría tener origen en una leyenda canaanita, que habla de la confrontación entre Hadad (Baal) y un monstruo marino de siete cabezas, al que derrota.
También recuerda a la creación babilónica de Enuma Elish, donde el dios tormenta Marduk, mata a su madre (Tiamat, diosa del caos y la creación representada por un monstruo marino), y crea la tierra y los cielos con las dos mitades de su cuerpo.
El temor del hombre hacia los monstruos marinos es generalizado. Las serpientes marinas gigantes han atemorizado a los marinos desde la antigüedad.
Avistamientos de monstruos marinos y la leyenda del Leviatán:
Olaus Magnus, un arzobispo de Uppsala (Suecia) del siglo XVI, describía a la serpiente marina como un animal de 60m de largo y 6m de ancho, color negro, con escamas filosas y pelo en el cuello. La consideraba muy peligrosa, como un presagio de desastres.
Hans Egede, un misionero noruego, testificó la visión de un monstruo marino en las costas de Groenlandia, el 6 de julio de 1734. Así también, el obispo Eric Pontoppidan, de Bergen, publicó en 1752, un libro con relatos de avistamientos de serpientes marinas, una de las serpientes tenía cabeza gris, similar a la de un caballo y ojos y boca, negros, con una melena larga blanca. Detrás de la cabeza del monstruo, se divisaron ocho promontorios que sobresalían del agua, el cuerpo de la bestia se retorcía formando espirales.
Los marinos europeos identificaban al Leviatán como una ballena gigantesca y monstruosa, o una serpiente marina, que atacaba las naves, creando un torbellino en torno a ellas y devorándolas luego.
Hay quienes identifican al Leviatán con otras criaturas marinas de la mitología, como los Nafa de siete cabezas, de la mitología de Oriente Medio.
Los testimonios más confiables son los pertenecientes a embarcaciones de guerra, como el buque británico HMS Daedalus, que en 1848, protagonizó el avistamiento de una serpiente marina, que los científicos de la época atribuyeron a un plesiosaurio, o ictiosaurio, o cualquier reptil gigante que pudiese haber sobrevivido.
El 15 de mayo de 1833, cuatro oficiales británicos y un intendente militar, vieron una serpiente de cerca de 24m de largo, mientras pescaban. La serpiente nadaba a unos 180m del sitio donde se encontraban, en Mhone Bay, a unos 65km de Halifax, en Nueva Escocia.
Este monstruo marino figura en varios pasajes bíblicos. En el libro apócrifo de Enoc, es mencionado como una hembra que vive en el abismo, sobre el manantial de las aguas.
El Leviatán aparece en el Génesis, donde aparece una hembra y un macho, y Dios mató a la hembra, para evitar que procrearan, pues nadie podría detenerlos. También figura en el libro de Isaías.
En el Talmud, también es mencionado, en el Avoda Zara.
La leyenda habla sobre el banquete posterior al Armagedón, donde el caparazón de esta criatura, será servido como comida junto al Behemoth y el Ziz.
También se lo puede identificar con el mar en sí mismo, y sus contrapartidas, Behemoth, la tierra, y Ziz, el espacio y el aire.
Algunas leyendas judías, consideran al Leviatán como un dragón andrógino, que habría seducido a Adán y a Eva, tomando alternadamente formas femenina y masculina.
El cristianismo lo identifica con un demonio, en algunos casos, lo asocian con el monstruo Rahab.
Las leyenda bíblica podría tener origen en una leyenda canaanita, que habla de la confrontación entre Hadad (Baal) y un monstruo marino de siete cabezas, al que derrota.
También recuerda a la creación babilónica de Enuma Elish, donde el dios tormenta Marduk, mata a su madre (Tiamat, diosa del caos y la creación representada por un monstruo marino), y crea la tierra y los cielos con las dos mitades de su cuerpo.
El temor del hombre hacia los monstruos marinos es generalizado. Las serpientes marinas gigantes han atemorizado a los marinos desde la antigüedad.
Avistamientos de monstruos marinos y la leyenda del Leviatán:
Olaus Magnus, un arzobispo de Uppsala (Suecia) del siglo XVI, describía a la serpiente marina como un animal de 60m de largo y 6m de ancho, color negro, con escamas filosas y pelo en el cuello. La consideraba muy peligrosa, como un presagio de desastres.
Hans Egede, un misionero noruego, testificó la visión de un monstruo marino en las costas de Groenlandia, el 6 de julio de 1734. Así también, el obispo Eric Pontoppidan, de Bergen, publicó en 1752, un libro con relatos de avistamientos de serpientes marinas, una de las serpientes tenía cabeza gris, similar a la de un caballo y ojos y boca, negros, con una melena larga blanca. Detrás de la cabeza del monstruo, se divisaron ocho promontorios que sobresalían del agua, el cuerpo de la bestia se retorcía formando espirales.
Los marinos europeos identificaban al Leviatán como una ballena gigantesca y monstruosa, o una serpiente marina, que atacaba las naves, creando un torbellino en torno a ellas y devorándolas luego.
Hay quienes identifican al Leviatán con otras criaturas marinas de la mitología, como los Nafa de siete cabezas, de la mitología de Oriente Medio.
Los testimonios más confiables son los pertenecientes a embarcaciones de guerra, como el buque británico HMS Daedalus, que en 1848, protagonizó el avistamiento de una serpiente marina, que los científicos de la época atribuyeron a un plesiosaurio, o ictiosaurio, o cualquier reptil gigante que pudiese haber sobrevivido.
El 15 de mayo de 1833, cuatro oficiales británicos y un intendente militar, vieron una serpiente de cerca de 24m de largo, mientras pescaban. La serpiente nadaba a unos 180m del sitio donde se encontraban, en Mhone Bay, a unos 65km de Halifax, en Nueva Escocia.