Johnny Klebitz poco tiene que ver con el solitario Niko Bellic, ciudadano de un nuevo mundo que no conocía. Para él, las calles de Liberty City no son más que asfalto a dominar por su motocicleta, y todo sus peligros son sólo diversiones para compartir con los suyos. Los Lost son una banda temida, pero a la vez respetada desde que él la rige como Presidente desde que el antiguo líder, Billy, fue llevado a prisión. Pero su vuelta, lo que parecía una reunión entre hermanos, cambiará todo lo que se había construido en su ausencia. Bienvenidos al otro lado del sueño americano.
Hoy día, prácticamente en cualquier superventas se sube al carro del contenido descargable. Un hecho que provoca asperezas para aquellos fervientes seguidores de un único pago de entre 60 y 70 €, o que por otro lado puede alargar la vida del título, desempolvarlo de nuestras estanterías y hacernos disfrutar de otra perspectiva de la obra desconocida para nosotros hasta el momento. Ambas opiniones coexisten, pero está claro que desde ese último prisma bien podemos diferenciar entre los contenidos válidos, disfrutables de verdad, y aquellos que sólo pretenden aprovecharse del incauto bolsillo de plástico del comprador. Algunos casos puntuales son ciertamente sangrantes –las Challenge Rooms de BioShock, el contenido descargable de Oblivion-, si bien cada vez más las desarrolladoras se preocupan de aportar algo interesante de verdad.
Cuando Rockstar anunció su contenido descargable, o mejor dicho, cuando lo anunció en exclusiva para Xbox 360, había razones para la desconfianza. Había razones para pensar que era más un audaz movimiento comercial que otra cosa, y en efecto lo es, porque prácticamente se encuentra confirmado su desarrollo desde el anuncio del título. Pero ahora, después de vislumbrar parte de ese llamado “Episodio 1” de los dos que saldrán a la venta, vemos cómo era poco acertado unir a ambos personajes en un solo título. Son tan diferentes entre sí los conceptos, las historias, y la propia mecánica de cada una, que bien merecen ser separadas, tratadas como entes independientes. Nos ponemos la chupa de cuero y cogemos nuestra moto para quemar el asfalto y crear el caos en una Liberty City muy distinta de la que conocíamos.
La antítesis de Niko Bellic
Si echamos un vistazo a las intenciones de Dan Houser y los suyos a la hora de tratar la historia del inmigrante europeo, vemos a un individuo abrumado por un mundo más cruel e incomprensible de lo que jamás se había imaginado. Prácticamente sólo, íbamos viendo cómo se iba de encargo a encargo sin más motivo que el de la venganza y la lucha por la libertad, por conseguir el sueño americano. Johnny Klebitz, el protagonista de The Lost And Damned, nada tiene que ver con Bellic; se conoce palmo a palmo las calles de Liberty City, y en compañía de su banda de moteros, los Lost, tan sólo intenta ganarse la vida de la única manera que sabe. No tiene remordimientos, y mucho menos aparenta tenerlos.
Desde el primer momento, donde se nos presenta al nuevo personaje como “vicepresidente” de su banda, se nota el empeño puesto por el equipo de Rockstar para darle otro ‘feeling’ completamente distinto a la ciudad que conocíamos. Visitamos barrios prácticamente desconocidos para todo aquel que simplemente siguiese la línea argumental cuando salió el juego en abril, y ya la propia guarida de los Lost, llena de suciedad pero recargada en detalle hasta lo inimaginable, nos confirma lo augurado: nuestro nuevo anti-héroe no se anda con chiquitas. Tan sólo cuida a los suyos, y nada más.
Pero Johnny no era el líder de la banda hasta que no atraparon al llamado “presidente”, Billy, por un descuido que le obligó a decidir entre la cárcel o un programa de rehabilitación. Durante su tiempo fuera de la banda, su mano derecha se vio obligado a coger el timón, haciéndoles subir escalones dentro del panorama criminal de Liberty City y apaciguando la encarnizada lucha con su banda némesis por antonomasia, los Angels of Death -Ángeles de la Muerte-, pensando en el beneficio económico antes que en una encarnizada escalada de violencia sin sentido. Esta vista más fría al panorama se romperá con la vuelta de Billy, quien desde el primer momento deseará con todas sus fuerzas ver caer a sus enemigos y provocarles el mayor daño posible.
Y así comenzará este nuevo argumento, con aquellos que fueron antaño inseparables compañeros de correrías luchando entre sí por esta nueva esquizofrénica actitud de Billy. Por supuesto, podemos esperar giros argumentales imprevisibles, cameos con la historia original, y un enfoque más cercano a lo que fue San Andreas, no tanto en la jugabilidad en sí y en cuanto al tratamiento de una banda, sino al mensaje de la historia. Una historia donde se hace énfasis en la hermandad compartida por todo el ‘cast’ participante. Y, también, donde la sangre, las explosiones, la suciedad y el heavy metal son los absolutos protagonistas.
Suciedad en la pantalla
A pesar de tratarse como “contenido descargable”, bien podría incluir una introducción a lo que puede ser una actualización del motor gráfico exhibido en GTAIV. No existen cambios notables, no hay áreas nuevas, pero por el contrario, se ha puesto mucho mimo en dotar a los nuevos personajes de su propio elenco de animaciones, expresiones y actitudes; el propio Johnny deja de ser un Niko Bellic con otro ‘skin’, sino que su cadencia de movimientos y sus posibilidades lúdicas cambian en consecuencia. Es un personaje más lento, en contraste con el adiestramiento militar de nuestro querido Niko, y, por supuesto, mucho más rudo, acabando en ocasiones con los enemigos directamente a cabezazos.
Hoy día, prácticamente en cualquier superventas se sube al carro del contenido descargable. Un hecho que provoca asperezas para aquellos fervientes seguidores de un único pago de entre 60 y 70 €, o que por otro lado puede alargar la vida del título, desempolvarlo de nuestras estanterías y hacernos disfrutar de otra perspectiva de la obra desconocida para nosotros hasta el momento. Ambas opiniones coexisten, pero está claro que desde ese último prisma bien podemos diferenciar entre los contenidos válidos, disfrutables de verdad, y aquellos que sólo pretenden aprovecharse del incauto bolsillo de plástico del comprador. Algunos casos puntuales son ciertamente sangrantes –las Challenge Rooms de BioShock, el contenido descargable de Oblivion-, si bien cada vez más las desarrolladoras se preocupan de aportar algo interesante de verdad.
Cuando Rockstar anunció su contenido descargable, o mejor dicho, cuando lo anunció en exclusiva para Xbox 360, había razones para la desconfianza. Había razones para pensar que era más un audaz movimiento comercial que otra cosa, y en efecto lo es, porque prácticamente se encuentra confirmado su desarrollo desde el anuncio del título. Pero ahora, después de vislumbrar parte de ese llamado “Episodio 1” de los dos que saldrán a la venta, vemos cómo era poco acertado unir a ambos personajes en un solo título. Son tan diferentes entre sí los conceptos, las historias, y la propia mecánica de cada una, que bien merecen ser separadas, tratadas como entes independientes. Nos ponemos la chupa de cuero y cogemos nuestra moto para quemar el asfalto y crear el caos en una Liberty City muy distinta de la que conocíamos.
La antítesis de Niko Bellic
Si echamos un vistazo a las intenciones de Dan Houser y los suyos a la hora de tratar la historia del inmigrante europeo, vemos a un individuo abrumado por un mundo más cruel e incomprensible de lo que jamás se había imaginado. Prácticamente sólo, íbamos viendo cómo se iba de encargo a encargo sin más motivo que el de la venganza y la lucha por la libertad, por conseguir el sueño americano. Johnny Klebitz, el protagonista de The Lost And Damned, nada tiene que ver con Bellic; se conoce palmo a palmo las calles de Liberty City, y en compañía de su banda de moteros, los Lost, tan sólo intenta ganarse la vida de la única manera que sabe. No tiene remordimientos, y mucho menos aparenta tenerlos.
Desde el primer momento, donde se nos presenta al nuevo personaje como “vicepresidente” de su banda, se nota el empeño puesto por el equipo de Rockstar para darle otro ‘feeling’ completamente distinto a la ciudad que conocíamos. Visitamos barrios prácticamente desconocidos para todo aquel que simplemente siguiese la línea argumental cuando salió el juego en abril, y ya la propia guarida de los Lost, llena de suciedad pero recargada en detalle hasta lo inimaginable, nos confirma lo augurado: nuestro nuevo anti-héroe no se anda con chiquitas. Tan sólo cuida a los suyos, y nada más.
Pero Johnny no era el líder de la banda hasta que no atraparon al llamado “presidente”, Billy, por un descuido que le obligó a decidir entre la cárcel o un programa de rehabilitación. Durante su tiempo fuera de la banda, su mano derecha se vio obligado a coger el timón, haciéndoles subir escalones dentro del panorama criminal de Liberty City y apaciguando la encarnizada lucha con su banda némesis por antonomasia, los Angels of Death -Ángeles de la Muerte-, pensando en el beneficio económico antes que en una encarnizada escalada de violencia sin sentido. Esta vista más fría al panorama se romperá con la vuelta de Billy, quien desde el primer momento deseará con todas sus fuerzas ver caer a sus enemigos y provocarles el mayor daño posible.
Y así comenzará este nuevo argumento, con aquellos que fueron antaño inseparables compañeros de correrías luchando entre sí por esta nueva esquizofrénica actitud de Billy. Por supuesto, podemos esperar giros argumentales imprevisibles, cameos con la historia original, y un enfoque más cercano a lo que fue San Andreas, no tanto en la jugabilidad en sí y en cuanto al tratamiento de una banda, sino al mensaje de la historia. Una historia donde se hace énfasis en la hermandad compartida por todo el ‘cast’ participante. Y, también, donde la sangre, las explosiones, la suciedad y el heavy metal son los absolutos protagonistas.
Suciedad en la pantalla
A pesar de tratarse como “contenido descargable”, bien podría incluir una introducción a lo que puede ser una actualización del motor gráfico exhibido en GTAIV. No existen cambios notables, no hay áreas nuevas, pero por el contrario, se ha puesto mucho mimo en dotar a los nuevos personajes de su propio elenco de animaciones, expresiones y actitudes; el propio Johnny deja de ser un Niko Bellic con otro ‘skin’, sino que su cadencia de movimientos y sus posibilidades lúdicas cambian en consecuencia. Es un personaje más lento, en contraste con el adiestramiento militar de nuestro querido Niko, y, por supuesto, mucho más rudo, acabando en ocasiones con los enemigos directamente a cabezazos.