Soichi soñaba con convertirse en cantante Pop, hasta que sin saber muy bien cómo, acabó liderando la banda Detroit Metal City, muy alejada de su estilo ideal. Ahora, mientras trata de llevar una vida privada lo más normal posible, tiene que aguantar constantemente los rumores que pesan sobre su banda de Death Metal, además de un emergente problema de doble personalidad que le causará más de un quebradero de cabeza.
Soichi Negishi, un chico de campo, hijo mimado por su madre y gafapasta hasta la médula, llegó a Tokio para estudiar en la Universidad. El sueño de su vida es formar una banda de música Pop de estilo Sueco, para poder así cantar sobre el amor y lo bonito que es vivir, todo ello de forma almibarada, y con el fin de realizar su sueño se dedica a actuar como músico callejero durante sus ratos libres. Por desgracia, y sin saber muy bien cómo ha acabado siendo el cantante de Detroit Metal City, una banda de Death Metal caracterizada por sus letras repletas de, como él mismo lo llama, “blasfemias”, insultos, y palabras subidas de tono (unas letras, que para colmo él mismo compone). Por supuesto, ni sus amigos ni su familia saben que en realidad él es Johannes Krauser II, cantante de la banda, pues es consciente de que esto supondría un duro golpe para ellos. Junto a él se encuentran Masayuki Wada, bajista y corista cuyo nombre artístico es Jagi-sama, y Terumichi Nishida, o Camus, batería, dos chicos encantados de la fama que está cobrando últimamente el grupo, y ansiosos por dar el salto al gran público, muy diferentes al tímido y apocado Soichi.
Por suerte, el abundante maquillaje y la peluca le ayudan a llevar su verdadera identidad en secreto, permitiéndole evitar a los fans desbocados y extremistas y llevar una vida más o menos normal fuera del escenario, hasta que la empresa discográfica que los apadrina decide que saquen un single al mercado. Esto coincide con el reencuentro de Soichi con Aikawa, una antigua compañera de clase a la que Soichi nunca pudo declararse, y que compartía las mismas aficiones que él (a saber, la música y el estilo cool, no esa aberración que es DMC), y que Soichi decidirá inmediatamente que debe tratar de conquistar. Muy a su pesar, Soichi descubrirá que en los momentos más difíciles, su alter ego, Krauser, toma el control, llegando a cometer auténticas barbaridades o a decir cosas de las que muy pronto se arrepentirá. Esto le encantará a la presidenta de la compañía discográfica, que ve en ello una buena propaganda, y tratará de dar el último empujón a Soichi para que se comporte de una forma más acorde con su personaje en el escenario.
A partir de entonces, Soichi se encontrará viviendo una auténtica pesadilla, pues si bien su sueño es dejar Detroit Metal City para tocar la música que realmente le gusta, el hecho de que cada vez se hagan más famosos le pondrá las cosas cada vez más difíciles. Al hecho de tener que esconder que él es realmente Krauser y tener que fingir tanto en su vida real como sobre el escenario, se le suma que cada vez oirá rumores más y más extravagantes sobre su banda y más concretamente sobre su vida personal, como cantante de la banda tendrá que soportar extrañas preguntas y exigentes programas de televisión, malentendidos muy variados, y esconderse a ojos de la chica que más le gusta, inventándose un grupo falso que representa su ideal musical (y por supuesto, el de su amiga) para no defraudarla. ¿Podrá soportar este duro tren de vida? ¿Por qué tipo de música acabará decantándose?
Planeta DeAgostini nos trae Detroit Metal City, un manga repleto de humor, pero de contenido adulto por las expresiones y las situaciones que nos presenta, en el que no podremos evitar hacer cierta comparación entre DMC y los conocidos Kiss, ya no sólo por la estética del grupo, sino por el hecho de que el nombre del manga provenga de una conocida canción de este mítico grupo (Detroit Rock City). El manga Detroit Metal City se ha convertido en un superventas en Japón, y ya consta de adaptación a anime (en un OVA) y live action, ambos estrenado en Agosto de 2008, siendo que en este último curiosamente se contó con la participación de Gene Simmons (Kiss).
De la mano de Kiminori Wakasugi, Detroit Metal City se nos presenta como un manga altamente irreverente, llegando incluso a cotas dificilmente superables, y muy diferente a lo que solemos ver en el mercado japonés, debido a su alto contenido políticamente incorrecto. El autor consigue acercarnos a situaciones cada vez más extremas y cómicas, llevando a su personaje, Soichi, por el camino de la amargura. No en vano, Detroit Metal City ha logrado arrebatar a Berserk su trono de mejor manga de la revista Young Animal, de la editorial Hakusensha. Una serie muy controvertida que a buen seguro levantará pasiones, ya sea en un sentido o en otro.