Fuente: El Blog del Rincón de Loki
comenzaron a ser una fuente de ingresos importantes para cualquier
editorial, el mero estreno de una nueva adaptación, traía consigo una
remodelación en la serie regular del personaje, intentando encandilar
al nuevo lector.
En el caso de Superman, los elegidos fueron Carlos Pacheco, Kurt Busiek y Geoff Johns las estrellas encargadas de recuperar la gloria del icono un tanto anodino. De la mano de Adam Kubert y Richard Donner, Johns dio sus primeros pasos al frente de Action Comics.
Lo que debería ser un comienzo espectacular, una gran historia del Hombre de Acero, resultó ser un refrito de ideas de la época de Superman The Movie, poco originales, dibujadas por un Adam Kubert bastante
desganado y lento, produciendo innumerables retrasos de publicación. La
segunda colaboración entre maestro y alumno no mejoró demasiado, pero
al menos la historia resultó simpática.
La llegada de Gary Frank al apartado gráfico, Johns ya en solitario (sin la necesidad de contentar a Donner) comienza realmente su etapa. Y ahora sí con una gran historia.
Superman y La Legión de Superhéroes (números 16 al 18 de la serie regular española), primera saga del dúo, resulta ser el segundo acto de la trilogía que Johns inició con el cruce entre JLA y JSA (terminando con el especial La Legión de tres Mundos, durante la Crisis Final). En dicho crossover, un grupo de Legionarios retroceden al pasado para llevar a cabo una misión (que no voy a desvelar para aquellos que quieran recuperar dichos números), muy relacionada con el pasado del grupo, con la condición de evitar trato alguno con Superman, para que no actúe e impida su misión.
Este hecho es fundamental, por que Johns recupera la amistad del joven Clark tuvo con los Legionarios cuando se criaba en Smallville, obviada en su momento por John Byrne, obviando Johns a su vez lo dicho por Byrne y la Legión creada por Mark Waid y Barry Kitson en 2004, haciendo buenas las palabras de Supergirl cuando creía que estaba soñando sus aventuras con los jóvenes legionarios.
Recuperando el sabor de las historias de Byrne, aventura frente la típica acción superheroica, Superman regresa al futuro apremiado por una petición de ayuda de Brainiac 5, para encontrarse un siglo XXXI diferente al conocido en su adolescencia.
Una reinante xenofobia a todo aquello que huela a extraterrestre
inunda el planeta, igual que la extraña luz de un sol rojo que
desprende de todos sus poderes a Superman. Esta xenofobia es causada por la noticia que el origen de Superman no es kriptoniano sino terrestre. El líder de la Liga de la Justicia
de esa época encontró pruebas que relacionan su nacimiento en la
tierra, contradiciendo la versión conocida, un plan urdido por
alienígenas que pretendían poco a poco conquistar el planeta.
Resulta evidente que esta nueva Liga de la Justicia (compuesta por aspirantes a la Legión que no pasaron la prueba, rechazados según ellos) es la causante de la actual situación, una venganza contra una Legión desbandada, en constante movimiento para encontrar la prueba definitiva del origen kriptoniano de Superman, además de evitar su captura y que la Federación de Planetas Unidos ataque la Tierra.
Como cualquiera de los trabajos realizados por Johns,
sus tramas se van hilando poco a poco a lo largo de los distintos
capítulos, aunque en este caso la semilla de esta historia proceda de
las colecciones JSA y JLA. Esta forma de crear situaciones e historias, recuerda mucho a la primeriza Patrulla-X de Claremont, donde las diferentes sagas conforman un inicio, un desarrollo y un final, que unidas son una única historia (todo está relacionado, igual que Grant Morrison en New X-Men, o el propio Johns en Green Lantern).
Pero todo este esfuerzo viene adornado por los lápices de Gary Frank.
Dibujante excelso, capaz de dibujar cualquier cosa y además bien, ha
resultado ser el compañero perfecto para Johns y sobre todo para Superman. Sí en los tres primeros capítulos dibujados por Carlos Pacheco, pudimos disfrutar de una impresionante caracterización del personaje, el Superman de Frank es
inmejorable, un superhéroe moderno pero sobre todo creíble, ajeno al
típico saco de músculos de años anteriores, que como detalle posee el
rostro del malogrado Christopher Reeve.
Vienen buenos tiempos para el último Hijo de Kripton, siempre y cuando las interferencias editoriales y las crisis no resulte un incordio insalvable.
Desde el instante que las películas basadas en héroes de papel
SUPERMAN Y LA LEGIÓN DE SUPERHÉROES
Guión: Geoff Johns
Dibujo: Gary Frank
Tinta: Jon Sibal
Color: Dave McCaig, Hi-Fi
Edición original: Action Comics 858-863 USA (DC Comics)
Edición española: Superman Vol. 2 Nº 16 al 18
Editorial: Planeta
Formato: Comic-book grapa, 64-48 páginas, color.
Precio: 3,95/2,95 €
comenzaron a ser una fuente de ingresos importantes para cualquier
editorial, el mero estreno de una nueva adaptación, traía consigo una
remodelación en la serie regular del personaje, intentando encandilar
al nuevo lector.
En el caso de Superman, los elegidos fueron Carlos Pacheco, Kurt Busiek y Geoff Johns las estrellas encargadas de recuperar la gloria del icono un tanto anodino. De la mano de Adam Kubert y Richard Donner, Johns dio sus primeros pasos al frente de Action Comics.
Lo que debería ser un comienzo espectacular, una gran historia del Hombre de Acero, resultó ser un refrito de ideas de la época de Superman The Movie, poco originales, dibujadas por un Adam Kubert bastante
desganado y lento, produciendo innumerables retrasos de publicación. La
segunda colaboración entre maestro y alumno no mejoró demasiado, pero
al menos la historia resultó simpática.
La llegada de Gary Frank al apartado gráfico, Johns ya en solitario (sin la necesidad de contentar a Donner) comienza realmente su etapa. Y ahora sí con una gran historia.
Superman y La Legión de Superhéroes (números 16 al 18 de la serie regular española), primera saga del dúo, resulta ser el segundo acto de la trilogía que Johns inició con el cruce entre JLA y JSA (terminando con el especial La Legión de tres Mundos, durante la Crisis Final). En dicho crossover, un grupo de Legionarios retroceden al pasado para llevar a cabo una misión (que no voy a desvelar para aquellos que quieran recuperar dichos números), muy relacionada con el pasado del grupo, con la condición de evitar trato alguno con Superman, para que no actúe e impida su misión.
Este hecho es fundamental, por que Johns recupera la amistad del joven Clark tuvo con los Legionarios cuando se criaba en Smallville, obviada en su momento por John Byrne, obviando Johns a su vez lo dicho por Byrne y la Legión creada por Mark Waid y Barry Kitson en 2004, haciendo buenas las palabras de Supergirl cuando creía que estaba soñando sus aventuras con los jóvenes legionarios.
Recuperando el sabor de las historias de Byrne, aventura frente la típica acción superheroica, Superman regresa al futuro apremiado por una petición de ayuda de Brainiac 5, para encontrarse un siglo XXXI diferente al conocido en su adolescencia.
Una reinante xenofobia a todo aquello que huela a extraterrestre
inunda el planeta, igual que la extraña luz de un sol rojo que
desprende de todos sus poderes a Superman. Esta xenofobia es causada por la noticia que el origen de Superman no es kriptoniano sino terrestre. El líder de la Liga de la Justicia
de esa época encontró pruebas que relacionan su nacimiento en la
tierra, contradiciendo la versión conocida, un plan urdido por
alienígenas que pretendían poco a poco conquistar el planeta.
Resulta evidente que esta nueva Liga de la Justicia (compuesta por aspirantes a la Legión que no pasaron la prueba, rechazados según ellos) es la causante de la actual situación, una venganza contra una Legión desbandada, en constante movimiento para encontrar la prueba definitiva del origen kriptoniano de Superman, además de evitar su captura y que la Federación de Planetas Unidos ataque la Tierra.
Como cualquiera de los trabajos realizados por Johns,
sus tramas se van hilando poco a poco a lo largo de los distintos
capítulos, aunque en este caso la semilla de esta historia proceda de
las colecciones JSA y JLA. Esta forma de crear situaciones e historias, recuerda mucho a la primeriza Patrulla-X de Claremont, donde las diferentes sagas conforman un inicio, un desarrollo y un final, que unidas son una única historia (todo está relacionado, igual que Grant Morrison en New X-Men, o el propio Johns en Green Lantern).
Pero todo este esfuerzo viene adornado por los lápices de Gary Frank.
Dibujante excelso, capaz de dibujar cualquier cosa y además bien, ha
resultado ser el compañero perfecto para Johns y sobre todo para Superman. Sí en los tres primeros capítulos dibujados por Carlos Pacheco, pudimos disfrutar de una impresionante caracterización del personaje, el Superman de Frank es
inmejorable, un superhéroe moderno pero sobre todo creíble, ajeno al
típico saco de músculos de años anteriores, que como detalle posee el
rostro del malogrado Christopher Reeve.
Vienen buenos tiempos para el último Hijo de Kripton, siempre y cuando las interferencias editoriales y las crisis no resulte un incordio insalvable.