Fuente: El Blog del Rincón de Loki
Thunderbolts #10
Edición original: Thunderbolts #121
Guión: Warren Ellis
Dibujo: Mike Deodato Jr.
¡No! Quieto. Vale, has estado a punto de intentarlo, pero créeme, no
merece la pena. No intentes buscarle sentido a esta serie porque no lo
tiene. Ellis ha intentado ser un buen chico durante unos cuantos
números: le dejaron que Veneno arrancase brazos a mordiscos y todo eso,
pero eso eran naderías. No funcionaba. Ellis no funciona así. Los
primeros números estaban escritos por un Ellis que intentaba encontrar
un equilibrio entre ser un guionista de un grupo de supervillanos y un
toro en una tienda de porcelana. Y la cosa no funcionaba porque los
momentos “guionista” no tenían la más mínima sustancia, ni sentido, ni
dirección, los momentos “toro en una cacharrería” quedaban insípidos y
por debajo de sus propios estándares. Pero de un tiempo a esta parte
eligió hacer lo que le sale de las narices, apartó de un manotazo al
angelito de su hombro derecho, y el resultado es mucho más
satisfactorio.
La caracterización no existe, la coherencia está de vacaciones y la
lógica desapareció hace mucho. No hay una dirección que enlace todas
las ideas, en ocasiones no hay ni motivos, y todo resulta aleatorio y
gratuito. Así que se puede considerar que ha cumplido su objetivo. Cada
página es lo que a Ellis le apetecía escribir desde el principio: los
Thunderbolts, desquiciados y fuera de sí, se entregan a la violencia
más gratuita, auto-destructiva y primaria, ya sea entre ellos o hacia
terceros. No hay sitio para la razón: Ellis quiere gente pegándose
porque sí, y la gente se pegará porque sí.
Es gratuito, es infantil y es burdo, pero no deja de tener su punto
divertido. Algunos combates son muy potentes y bestias, varias
secuencias resultan muy intensas (Deodato ha mejorado mucho) y hay una
frase chula, macarrada o bravata cada tres viñetas. Es el festival de
la testosterona y la mala leche, de la rabia contenida y la violencia
lúdica. Pura y simple. Ódiala o ámala, el guionista se despide de la
serie con una bacanal de sinsentidos y golpes. El dibujo de Deodato,
reitero, ha mejorado bastante: más claro, mejores secuencias, no ha
perdido un ápice de intensidad pero sí ha ganado en pulcritud y
adecuación a las distintas situaciones del guión. Un buen dibujo para
una despedida descerebrada y bestia. Y que le quiten lo bailado.
Punisher: Diario de Guerra #14
Edición original: Punisher War Journal #16
Guión: Matt Fraction
Dibujo: Howard Chaykin
Narices, un número sobre el Gibón. ¿Qué le pasa a Fraction con los
villanos relacionados con animales? En fin, efectivamente, este es un
número sobre el Gibón y cómo afronta su vida post-muerte-por-explosión
en compañía de su mujer la obsesa de los ofidios. Sí, a Fraction le van
cosa mala las premisas sencillas. No es número demasiado complejo, pero
sí tiene varios puntos positivos. En primer lugar, es fácil empatizar
con el Gibón, o al menos sentir una forma extraña de compasión: es un
villano con ideación homicida, cobarde y sumiso, pero es un pobre
diablo que de vez en cuando quiere hacer las cosas bien y qué solo está
resentido porque un justiciero intentó volarle en pedazos. ¿Quién puede
culparle?
Otra idea curiosa es la del grupo de damnificados por el Castigador
reuniéndose a hablar de sus cuitas. Recuerda vagamente a los Excelsior
de Vaughan, solo que Fraction es consciente de lo cutre, cómico y
puramente patético de la situación, no se lo toma en serio ni un
segundo y nos deja algunos momentos muy divertidos. También hay más
humor negro con la pareja del Gibón y con la relación que tienen ambos,
aunque este último aspecto está un poco manido. La historia en sí no es
gran cosa, no tiene ningún aspecto destacable a parte de las ideas
ingeniosas de Fraction y pese a una buena estructura no vale demasiado
como one-shot. Bueno, si el dibujo es bueno es bueno, podría ser hasta
una compra medio recomendable, ¿verdad?
Pues no. El dibujo es malo. No malo como esconder la cartera de
alguien, malo como pegar un perro con un retrato de Hitler. Howard
Chaykin consigue el triple con tirabuzón, y es hundir aún más el nivel
de su actual estilo de dibujo en un número horrible de principio a fin.
Desagrable, feo, burdo, sucio, hacer una lista de aspectos que restan
méritos a este pobre ejemplar del Castigador sería como hacer una lista
de productos derivados del cerdo. Hay expresiones que harían sonrojarse
a Gary Frank, las caras no tienen la más mínima consistencia, todo está
lleno de rayas como si las páginas las hubiese arañado un gato con el
síndrome de la Tourette, la anatomía es pobre, la perspectiva fluctúa
en función de la viñeta, las figuras son totalmente estáticas, la
narración es pasable como mucho y el aspecto general es de un cutre que
casi parece hecho con mala intención. Lo peor es que va a seguir
durante todo el siguiente arco argumental sobre Puzzle, así que si
queríamos caldo vamos a tener marmita y media. Qué bien.
X-Force #01
Edición original: X-Force #01
Guión: Christopher Yost y Craig Kyle
Dibujo: Clayton Crain
La nueva X-Force podría resumirse en una palabra: garras. Y la
reseña podria acabar aquí, porque la idea central no da mucho más de
sí. La serie que en su día fue un festival de imaginación, mala leche y
originalidad por parte de un Peter Milligan en estado de gracia ahora
es una excusa para reunir a mutantes con cuchillos y garras a destripar
gente de forma gratuita y aleatoria. La premisa se presenta en un
periquete y la excusa para reunir a estos mutantes en particular se
menciona como se mencionaría una mala excusa. Todo para, insisto, hacer
que mutantes bestias evisceren a lacayos sin personalidad mientras se
enfrentan a villanos poco interesantes de hace un buen puñado de años.
Puede funcionar durante unos tres números, como desahogo catárquico o
para satisfacer al quinceañero que llevamos dentro con una generosa
dosis de tripas… ¿pero realmente quieren hacer una serie regular de
esto? Cosas más difíciles se han visto, pero X-Force tiene todos los
visos de ser una serie que se quemará en poco tiempo.
Como primer número al menos es honesto con respecto a lo que ofrece:
se presenta a los personajes, la premisa, y se les lanza a hacer
lonchas. La originalidad es nula, el sentimiento de amenaza es
inexistente (los mutantes son casi imparables, y la amenaza por parte
del villano es totalmente vacía) y no es todo lo emocionante o tenso a
lo que aspira. El dibujo de Crain es adecuado para dibujar pedazos de
carne rebanada y violencia a raudales, es bastante impactante y
apropiado para lo que se está contando. Algunas posiciones resultan un
poco forzadas y hay un dibujo en particular de Loba que da un poco de
risa, pero en líneas generales no se me ocurre un dibujante mejor para
el ambiente oscuro, violento y salvaje que se quiere retratar. En
resumen, X-Force es un comic sencillo a más no poder, que ofrece
violencia gratuita y directa: no hay humor, no hay interacción, no hay
tramas enrevesadas. Hay momentos bestias, uno detrás de otro, y muchas
garras y filos.
Por último, un comentario breve de otras series: Hulk
sigue en la línea marcada en el primer número, con peleas aleatorias y
aburridas bien dibujadas por McGuiness. Descarta casi del todo la
premisa del asesinato porque Loeb no quiere una historia de
investigación, sino una sucesión de peleas contra este nuevo personaje,
y punto. Nula complejidad y nulo interés más allá del dibujo simpático
y vivo de McGuiness. Que dibujará personajes hinchados, pero es una
gozada comparado con el guión. Straczynski concluye su arco de dos
números de transición en Thor demostrando que sabe
hacer cosas interesantes y humanas con los mitos nórdicos, metiendo
algunas buenas escenas de combate bien dibujado. Puede resultar un poco
estirado, pero tiene muchos momentos que lo compensan. Y por último,
Brubaker escribe un número flojo de Capitán América,
con una pelea mediocre y muy, muy poco desarrollo. El plan de los
villanos apenas avanza y el simbolismo del final, bastante adecuado – y
reflejo de la opinión de muchos aficionados – se pierde en un número
soso y con poco contenido. Este no es su mes, desde luego. Y aquí
concluye la Batería de Reseñas de esta semana, con el sincero deseo de
que os haya sido de ayuda. Nos vemos la que viene.
Thunderbolts #10
Edición original: Thunderbolts #121
Guión: Warren Ellis
Dibujo: Mike Deodato Jr.
THUNDERBOLTS #10 |
merece la pena. No intentes buscarle sentido a esta serie porque no lo
tiene. Ellis ha intentado ser un buen chico durante unos cuantos
números: le dejaron que Veneno arrancase brazos a mordiscos y todo eso,
pero eso eran naderías. No funcionaba. Ellis no funciona así. Los
primeros números estaban escritos por un Ellis que intentaba encontrar
un equilibrio entre ser un guionista de un grupo de supervillanos y un
toro en una tienda de porcelana. Y la cosa no funcionaba porque los
momentos “guionista” no tenían la más mínima sustancia, ni sentido, ni
dirección, los momentos “toro en una cacharrería” quedaban insípidos y
por debajo de sus propios estándares. Pero de un tiempo a esta parte
eligió hacer lo que le sale de las narices, apartó de un manotazo al
angelito de su hombro derecho, y el resultado es mucho más
satisfactorio.
La caracterización no existe, la coherencia está de vacaciones y la
lógica desapareció hace mucho. No hay una dirección que enlace todas
las ideas, en ocasiones no hay ni motivos, y todo resulta aleatorio y
gratuito. Así que se puede considerar que ha cumplido su objetivo. Cada
página es lo que a Ellis le apetecía escribir desde el principio: los
Thunderbolts, desquiciados y fuera de sí, se entregan a la violencia
más gratuita, auto-destructiva y primaria, ya sea entre ellos o hacia
terceros. No hay sitio para la razón: Ellis quiere gente pegándose
porque sí, y la gente se pegará porque sí.
Es gratuito, es infantil y es burdo, pero no deja de tener su punto
divertido. Algunos combates son muy potentes y bestias, varias
secuencias resultan muy intensas (Deodato ha mejorado mucho) y hay una
frase chula, macarrada o bravata cada tres viñetas. Es el festival de
la testosterona y la mala leche, de la rabia contenida y la violencia
lúdica. Pura y simple. Ódiala o ámala, el guionista se despide de la
serie con una bacanal de sinsentidos y golpes. El dibujo de Deodato,
reitero, ha mejorado bastante: más claro, mejores secuencias, no ha
perdido un ápice de intensidad pero sí ha ganado en pulcritud y
adecuación a las distintas situaciones del guión. Un buen dibujo para
una despedida descerebrada y bestia. Y que le quiten lo bailado.
Punisher: Diario de Guerra #14
Edición original: Punisher War Journal #16
Guión: Matt Fraction
Dibujo: Howard Chaykin
PUNISHER: DIARIO DE GUERRA #14 |
villanos relacionados con animales? En fin, efectivamente, este es un
número sobre el Gibón y cómo afronta su vida post-muerte-por-explosión
en compañía de su mujer la obsesa de los ofidios. Sí, a Fraction le van
cosa mala las premisas sencillas. No es número demasiado complejo, pero
sí tiene varios puntos positivos. En primer lugar, es fácil empatizar
con el Gibón, o al menos sentir una forma extraña de compasión: es un
villano con ideación homicida, cobarde y sumiso, pero es un pobre
diablo que de vez en cuando quiere hacer las cosas bien y qué solo está
resentido porque un justiciero intentó volarle en pedazos. ¿Quién puede
culparle?
Otra idea curiosa es la del grupo de damnificados por el Castigador
reuniéndose a hablar de sus cuitas. Recuerda vagamente a los Excelsior
de Vaughan, solo que Fraction es consciente de lo cutre, cómico y
puramente patético de la situación, no se lo toma en serio ni un
segundo y nos deja algunos momentos muy divertidos. También hay más
humor negro con la pareja del Gibón y con la relación que tienen ambos,
aunque este último aspecto está un poco manido. La historia en sí no es
gran cosa, no tiene ningún aspecto destacable a parte de las ideas
ingeniosas de Fraction y pese a una buena estructura no vale demasiado
como one-shot. Bueno, si el dibujo es bueno es bueno, podría ser hasta
una compra medio recomendable, ¿verdad?
Pues no. El dibujo es malo. No malo como esconder la cartera de
alguien, malo como pegar un perro con un retrato de Hitler. Howard
Chaykin consigue el triple con tirabuzón, y es hundir aún más el nivel
de su actual estilo de dibujo en un número horrible de principio a fin.
Desagrable, feo, burdo, sucio, hacer una lista de aspectos que restan
méritos a este pobre ejemplar del Castigador sería como hacer una lista
de productos derivados del cerdo. Hay expresiones que harían sonrojarse
a Gary Frank, las caras no tienen la más mínima consistencia, todo está
lleno de rayas como si las páginas las hubiese arañado un gato con el
síndrome de la Tourette, la anatomía es pobre, la perspectiva fluctúa
en función de la viñeta, las figuras son totalmente estáticas, la
narración es pasable como mucho y el aspecto general es de un cutre que
casi parece hecho con mala intención. Lo peor es que va a seguir
durante todo el siguiente arco argumental sobre Puzzle, así que si
queríamos caldo vamos a tener marmita y media. Qué bien.
X-Force #01
Edición original: X-Force #01
Guión: Christopher Yost y Craig Kyle
Dibujo: Clayton Crain
X-FORCE #01 |
reseña podria acabar aquí, porque la idea central no da mucho más de
sí. La serie que en su día fue un festival de imaginación, mala leche y
originalidad por parte de un Peter Milligan en estado de gracia ahora
es una excusa para reunir a mutantes con cuchillos y garras a destripar
gente de forma gratuita y aleatoria. La premisa se presenta en un
periquete y la excusa para reunir a estos mutantes en particular se
menciona como se mencionaría una mala excusa. Todo para, insisto, hacer
que mutantes bestias evisceren a lacayos sin personalidad mientras se
enfrentan a villanos poco interesantes de hace un buen puñado de años.
Puede funcionar durante unos tres números, como desahogo catárquico o
para satisfacer al quinceañero que llevamos dentro con una generosa
dosis de tripas… ¿pero realmente quieren hacer una serie regular de
esto? Cosas más difíciles se han visto, pero X-Force tiene todos los
visos de ser una serie que se quemará en poco tiempo.
Como primer número al menos es honesto con respecto a lo que ofrece:
se presenta a los personajes, la premisa, y se les lanza a hacer
lonchas. La originalidad es nula, el sentimiento de amenaza es
inexistente (los mutantes son casi imparables, y la amenaza por parte
del villano es totalmente vacía) y no es todo lo emocionante o tenso a
lo que aspira. El dibujo de Crain es adecuado para dibujar pedazos de
carne rebanada y violencia a raudales, es bastante impactante y
apropiado para lo que se está contando. Algunas posiciones resultan un
poco forzadas y hay un dibujo en particular de Loba que da un poco de
risa, pero en líneas generales no se me ocurre un dibujante mejor para
el ambiente oscuro, violento y salvaje que se quiere retratar. En
resumen, X-Force es un comic sencillo a más no poder, que ofrece
violencia gratuita y directa: no hay humor, no hay interacción, no hay
tramas enrevesadas. Hay momentos bestias, uno detrás de otro, y muchas
garras y filos.
Por último, un comentario breve de otras series: Hulk
sigue en la línea marcada en el primer número, con peleas aleatorias y
aburridas bien dibujadas por McGuiness. Descarta casi del todo la
premisa del asesinato porque Loeb no quiere una historia de
investigación, sino una sucesión de peleas contra este nuevo personaje,
y punto. Nula complejidad y nulo interés más allá del dibujo simpático
y vivo de McGuiness. Que dibujará personajes hinchados, pero es una
gozada comparado con el guión. Straczynski concluye su arco de dos
números de transición en Thor demostrando que sabe
hacer cosas interesantes y humanas con los mitos nórdicos, metiendo
algunas buenas escenas de combate bien dibujado. Puede resultar un poco
estirado, pero tiene muchos momentos que lo compensan. Y por último,
Brubaker escribe un número flojo de Capitán América,
con una pelea mediocre y muy, muy poco desarrollo. El plan de los
villanos apenas avanza y el simbolismo del final, bastante adecuado – y
reflejo de la opinión de muchos aficionados – se pierde en un número
soso y con poco contenido. Este no es su mes, desde luego. Y aquí
concluye la Batería de Reseñas de esta semana, con el sincero deseo de
que os haya sido de ayuda. Nos vemos la que viene.