Fuente: El Blog del Rincón de Loki
Esta semana - grapas de Planeta, es decir, de DC - y para compensar las
orgías de celulosa de semanas anteriores, sólo hay tres cómics: el
relanzamiento de Green Arrow, esta vez con su señora en el título y retomando el cliffhanger del especial de la boda, Superman/Batman con el último capítulo de la saga y el fin del arco argumental de la Legión en Superman. ¡Ah! Y por ser las fechas que son, una recomendación especial.
Primero, la recomendación especial. Recientemente ha cumplido seis
años una página que no debería faltar en la barra de “Favoritos” de
ningún aficionado al comic americano de superhéroes: estamos hablando
de el Cuarto Muro, página de reseñas de mi amigo Peter García,
una de las personas que más me motivó a escribir críticas de forma
regular en mis primeras andadas. Sólo por la constancia, dedicación y
esfuerzo que requiere un proyecto así (¡Seis años reseñando
prácticamente todo lo publicado en España! ¡Seis! Creo que lo único que
he hecho durante seis años seguidos ha sido respirar.) merece la pena
no sólo echarle un vistazo, sino visitarlo semana a semana. Pero además
sus reseñas son de lo mejor que se puede leer en castellano por su
criterio, redacción, estructuración, sentido del humor y contenido: una
delicia como lectura y magníficas para sopesar las compras. Es
simplemente imprescindible.
Y ahora vamos a por las reseñas locales.
-
Green Arrow/Canario Negro #01
Edición original: Green Arrow/Black Canary #01
Guión: Judd Winick
Dibujo:Cliff Chiang
-
¿Te gustó el último número de Canario Negro y Green Arrow, el número
especial de la boda? Si así fue, es una pena, porque el primer número
de esta nueva serie te va a quitar el buen sabor de boca de golpe:
tiene muy, muy pocos aspectos positivos, que se ven inundados por una
avalancha de estupideces, sinsentidos y un mal dibujo, para rematar la
faena. Empecemos por los aspectos positivos, que terminamos antes: la
caracterización de Canario Negro como luchadora temperamental e
indómita es correcta, básica pero correcta, y su interacción con otros
personajes es aceptable. Tiene un par momentos divertidos del estilo
“humor cafre” que le gusta a Winnick (y digo yo, ¿no sería mucho más
feliz haciendo una serie de humor/comedia que una que en su primer
número intenta ser grave y dramática?) y hay algunas buenas reacciones
a la muerte de Oliver – vista en el anterior número – entre los
personajes. Algunas, mientras que otras son directamente tontas. Y ya.
Por desgracia son aspectos superficiales, secundarios casi, mientras
que el núcleo del comic se resquebraja.
En primer lugar, Winnick tiene la feliz ocurrencia de que a Oliver
no le hicieron una autopsia cuando murió, sino que le dejaron en un
campo de suspensión orgánica para… algo. Vamos a ver, cuando un héroe
se comporta como un maníaco e intenta asesinar a su mujer, falleciendo
en el intento, ¿qué haces? ¿Abres el cadáver para saber qué demonios ha
pasado? ¿Intentas revivirlo? ¿Buscas pistas? No, claro que no. Haces lo
que haría cualquier persona coherente: echarle una palada de tierra al
asunto y pasar de todo. Lo gracioso es que la solución a su
comportamiento se descubre en un periquete gracias a la mencionada
autopsia (que se lleva a cabo como si fuese algo único y excepcional,
en vez un procedimiento estándar que se lleva a cabo con todo el
mundo). Es decir, para que Winnick pueda tener sus tantas páginas de
melodrama barato y predecible, elige ignorar por completo la lógica más
simple. Los héroes tienen una solución sencilla y obvia a un misterio,
pero prefieren lloriquear y no hacer nada. Muy, muy bien.
Aunque lo realmente triste, lo que te deja con la boca abierta de
puro sinsentido, es quién ha provocado todo este embrollo. Cuesta
muchísimo hablar de ello sin soltar spoilers, así que disculpadme si
soy un poco críptico: baste decir que hunde un poco más en el fango a
un grupo de personajes que un día fueron respetables y que hoy día,
gracias a cagadas con ésta, son un puñado de sociópatas con planes
ridículos y motivaciones incomprensibles, que además actúan como
imbéciles. Y esperad a que se descubra más adelante por qué hacen lo
que hacen. Cuesta no reírse. Por no añadir que el hecho de descubrir
cual es la solución al misterio en el primer número hace que cualquier
intriga o interés que pudiese tener se vaya a tomar viento.
Así que tenemos a Canario Negro y a un puñado de héroes llorando la
pérdida de un héroe al que no le han hecho una autopsia, sobre el que
no se ha investigado un ápice y con cuyo cuerpo nadie sabe qué puñetas
hacer; y un grupo de villanos patético y ridículo, un chiste de lo que
fueron hace tiempo. Todo para tener drama típico y tópico, momentos que
ya hemos visto en decenas de ocasiones y reacciones sacadas
directamente del manual de reacciones estereotipo. Cualquier interés
que pudiese haber suscitado el cliffhanger del número anterior se
pierde no sólo por el mal manejo de la idea, sino porque los pilares en
los que se apoya son malos de solemnidad. Imaginad un episodio de CSI
en el que los forenses no investigasen un crimen, sino que rondasen en
círculos la casa en la que se ha cometido con cara de pena mientras el
asesino esconde a la víctima debajo de un montón de arena que sólo le
cubre la cara. Eso es el primer número de Green Arrow/Canario Negro.
El dibujo sufre del habitual caso de “podría estar dibujado por
Miguel Ángel y el comic seguiría siendo infumable”. Pero es que además
es bastante flojo. Es muy, muy descafeinado: hay varias escenas que se
supone que tienen que transmitir rabia, impotencia y dolor, y resultan
sosas y sin fuerza. Todas las figuras resultan bastante estáticas y hay
muy poco detalle en figuras y fondos. Un espantoso comienzo para la
serie: mala como presentación, muy mala como comic.
-
Superman/Batman #15
Edición original: Superman/Batman #42
Guión: Alan Burnett
Dibujo: Dustin Nguyen
-
Es fantástico que un guionista muestre iniciativa e intente
desarrollar varios escenarios distintos en un arco argumental. Sin
embargo, es una maniobra no exenta de riesgos: una parte mala puede
lastrar a las buenas y ofrecer un conjunto desequilibrado, o puede
darse el caso de que ninguna de ellas resulte especial, cayendo en el
conocido dicho castellano “quien mucho abarca, poco aprieta”. El
problema es que este número no intenta abarcar mucho, pero apenas
aprieta en ninguno de los sub-argumentos. Por un lado, Superman
continua su viaje psicotrópico-cósmico, Batman y Bekka intentan
arruinar los planes de Darkseid sigilosamente, y Darkseid y Desaad
intentan conseguir sus metas… cada uno las suyas.
Lo relativo a Superman tiene un buen comienzo, pero al final se
limita a conducir el sub-argumento como acaban todas las historias
relacionadas con una forma u otra de control mental: el héroe se repone
y vuelve con muy malas pulgas a pegarle al malo. Es un desarrollo
tópico y previsible. La parte de Batman intenta jugar a muchas bandas:
aventura de infiltración, romance imposible y caracterización de
Batman, cojeando en las tres. La infiltración apenas está desarrollada,
el romance imposible resulta forzado y no pega con un comic que intenta
transmitir una sensación de urgencia y cuenta atrás, y la
caracterización de Batman es redundante. Además de incluir algunas
frases que nos devuelven al Batman casi bipolar pre-Crisis Infinita, y
eso que le tuvieron un año apartado del mundanal ruido precisamente
para hacerlo avanzar en una dirección nueva y menos angustiante.
Por último, la trama referida a Darkseid y Desaad tiene un punto
bueno y uno malo. Tiene una sorpresa con una resolución francamente
chula y adecuadamente plasmada que da una buena imagen de Darkseid y lo
que supone ser él… sin embargo, esta buena imagen se viene abajo cuando
intervienen los héroes y el tirano se ve reducido a típico villano de
relleno que acaba inflado a golpes porque no se ha molestado en atar
todos los cabos. ¿Cual es el sentido de darle una imagen de ser
aterrador al principio sólo para hacerle un inútil funcional unas
viñetas después? La conclusión es previsible y el cliffhanger afecta a
un personaje plano y unidimensional hacia el que es francamente difícil
sentir curiosidad.
Nguyen tiene algunos dibujos buenos al principio, con una
conveniente ambientación entre cósmica y onírica, y algunas buenas
viñetas sobre Batman y Bekka. Sin embargo, falla a la hora de dibujar a
Darkseid: su presencia no es en absoluto imponente, sino que parece una
especie de Kingpin con traje. Un dibujo poco lucido y un guión que le
pone de villano común hacen que el pilar de la historia, la gran
amenaza espacial que se supone tiene que dar un miedo terrible es
retratada como una molestia. Este comic tiene algunos buenos momentos,
pero no desarrolla ningún aspecto en concreto, ni pone demasiado empeño
en hacer interesante la historia. Un producto del montón.
-
Superman #18
Edición original: Action Comics #862 y #863
Guión: Geoff Johns
Dibujo: Gary Frank
-
Johns ha ido desarrollando un arco argumental de creciente interés,
con una presentación tibia pero bien escrita y un desarrollo con muchas
sorpresas y elementos de interés. Pero lo mejor viene ahora, con un
tremendo final con sabor a conclusión de saga épica: hay mucha acción,
una miríada de momentos destacables (humorísticos, heroicos, potentes,
dramáticos… hay para elegir, incluyendo llamaradas de mil grados a
quemarropa), y tensión hasta bien avanzada la recta final.
Un “pero”, eso sí, es que el villano central pierde un poco en este
punto, dejando de lado su faceta de bestia manipuladora para quedarse
simplemente con la de bestia. Esto no solo le hace menos interesante
desde el punto de vista de la personalidad, la caracterización y la
profundidad; sino que lo reduce a villano del montón con un buffet de
poderes a elegir, plano y profiriendo bramidos y amenazas hacia los
héroes. Por suerte solo es uno de los aspectos, mientras que el resto
están extraordinariamente planteados y narrados: los héroes son más
grandes que nunca (incluido Superman, que redime sus poco memorables
apariciones anteriores en un montón de fantásticas escenas) y tanto el
ritmo como la acción vibran de intensidad.
Gary Frank sigue en su línea, para bien y para mal. La narración es
muy buena y su grado de detalle es muy elevado, y eso es fundamental a
la hora de dibujar una gran “última aventura”. Sin embargo, no está
exento de errores: sus expresiones desencajadas y furibundas siguen
aquí, en toda su gloria, y las mujeres salen de una fábrica con un sólo
molde anatómico. Una vez pasas por alto estos dos escollos, el
resultado es muy satisfactorio, complemente muy bien el guión y hace
que las ideas y secuencias de Johns tomen forma.
Esta semana - grapas de Planeta, es decir, de DC - y para compensar las
orgías de celulosa de semanas anteriores, sólo hay tres cómics: el
relanzamiento de Green Arrow, esta vez con su señora en el título y retomando el cliffhanger del especial de la boda, Superman/Batman con el último capítulo de la saga y el fin del arco argumental de la Legión en Superman. ¡Ah! Y por ser las fechas que son, una recomendación especial.
Primero, la recomendación especial. Recientemente ha cumplido seis
años una página que no debería faltar en la barra de “Favoritos” de
ningún aficionado al comic americano de superhéroes: estamos hablando
de el Cuarto Muro, página de reseñas de mi amigo Peter García,
una de las personas que más me motivó a escribir críticas de forma
regular en mis primeras andadas. Sólo por la constancia, dedicación y
esfuerzo que requiere un proyecto así (¡Seis años reseñando
prácticamente todo lo publicado en España! ¡Seis! Creo que lo único que
he hecho durante seis años seguidos ha sido respirar.) merece la pena
no sólo echarle un vistazo, sino visitarlo semana a semana. Pero además
sus reseñas son de lo mejor que se puede leer en castellano por su
criterio, redacción, estructuración, sentido del humor y contenido: una
delicia como lectura y magníficas para sopesar las compras. Es
simplemente imprescindible.
Y ahora vamos a por las reseñas locales.
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Green Arrow/Canario Negro #01
Edición original: Green Arrow/Black Canary #01
Guión: Judd Winick
Dibujo:Cliff Chiang
-
GREEN ARROW/CANARIO NEGRO #01 |
especial de la boda? Si así fue, es una pena, porque el primer número
de esta nueva serie te va a quitar el buen sabor de boca de golpe:
tiene muy, muy pocos aspectos positivos, que se ven inundados por una
avalancha de estupideces, sinsentidos y un mal dibujo, para rematar la
faena. Empecemos por los aspectos positivos, que terminamos antes: la
caracterización de Canario Negro como luchadora temperamental e
indómita es correcta, básica pero correcta, y su interacción con otros
personajes es aceptable. Tiene un par momentos divertidos del estilo
“humor cafre” que le gusta a Winnick (y digo yo, ¿no sería mucho más
feliz haciendo una serie de humor/comedia que una que en su primer
número intenta ser grave y dramática?) y hay algunas buenas reacciones
a la muerte de Oliver – vista en el anterior número – entre los
personajes. Algunas, mientras que otras son directamente tontas. Y ya.
Por desgracia son aspectos superficiales, secundarios casi, mientras
que el núcleo del comic se resquebraja.
En primer lugar, Winnick tiene la feliz ocurrencia de que a Oliver
no le hicieron una autopsia cuando murió, sino que le dejaron en un
campo de suspensión orgánica para… algo. Vamos a ver, cuando un héroe
se comporta como un maníaco e intenta asesinar a su mujer, falleciendo
en el intento, ¿qué haces? ¿Abres el cadáver para saber qué demonios ha
pasado? ¿Intentas revivirlo? ¿Buscas pistas? No, claro que no. Haces lo
que haría cualquier persona coherente: echarle una palada de tierra al
asunto y pasar de todo. Lo gracioso es que la solución a su
comportamiento se descubre en un periquete gracias a la mencionada
autopsia (que se lleva a cabo como si fuese algo único y excepcional,
en vez un procedimiento estándar que se lleva a cabo con todo el
mundo). Es decir, para que Winnick pueda tener sus tantas páginas de
melodrama barato y predecible, elige ignorar por completo la lógica más
simple. Los héroes tienen una solución sencilla y obvia a un misterio,
pero prefieren lloriquear y no hacer nada. Muy, muy bien.
Aunque lo realmente triste, lo que te deja con la boca abierta de
puro sinsentido, es quién ha provocado todo este embrollo. Cuesta
muchísimo hablar de ello sin soltar spoilers, así que disculpadme si
soy un poco críptico: baste decir que hunde un poco más en el fango a
un grupo de personajes que un día fueron respetables y que hoy día,
gracias a cagadas con ésta, son un puñado de sociópatas con planes
ridículos y motivaciones incomprensibles, que además actúan como
imbéciles. Y esperad a que se descubra más adelante por qué hacen lo
que hacen. Cuesta no reírse. Por no añadir que el hecho de descubrir
cual es la solución al misterio en el primer número hace que cualquier
intriga o interés que pudiese tener se vaya a tomar viento.
Así que tenemos a Canario Negro y a un puñado de héroes llorando la
pérdida de un héroe al que no le han hecho una autopsia, sobre el que
no se ha investigado un ápice y con cuyo cuerpo nadie sabe qué puñetas
hacer; y un grupo de villanos patético y ridículo, un chiste de lo que
fueron hace tiempo. Todo para tener drama típico y tópico, momentos que
ya hemos visto en decenas de ocasiones y reacciones sacadas
directamente del manual de reacciones estereotipo. Cualquier interés
que pudiese haber suscitado el cliffhanger del número anterior se
pierde no sólo por el mal manejo de la idea, sino porque los pilares en
los que se apoya son malos de solemnidad. Imaginad un episodio de CSI
en el que los forenses no investigasen un crimen, sino que rondasen en
círculos la casa en la que se ha cometido con cara de pena mientras el
asesino esconde a la víctima debajo de un montón de arena que sólo le
cubre la cara. Eso es el primer número de Green Arrow/Canario Negro.
El dibujo sufre del habitual caso de “podría estar dibujado por
Miguel Ángel y el comic seguiría siendo infumable”. Pero es que además
es bastante flojo. Es muy, muy descafeinado: hay varias escenas que se
supone que tienen que transmitir rabia, impotencia y dolor, y resultan
sosas y sin fuerza. Todas las figuras resultan bastante estáticas y hay
muy poco detalle en figuras y fondos. Un espantoso comienzo para la
serie: mala como presentación, muy mala como comic.
-
Superman/Batman #15
Edición original: Superman/Batman #42
Guión: Alan Burnett
Dibujo: Dustin Nguyen
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SUPERMAN/BATMAN #15 |
desarrollar varios escenarios distintos en un arco argumental. Sin
embargo, es una maniobra no exenta de riesgos: una parte mala puede
lastrar a las buenas y ofrecer un conjunto desequilibrado, o puede
darse el caso de que ninguna de ellas resulte especial, cayendo en el
conocido dicho castellano “quien mucho abarca, poco aprieta”. El
problema es que este número no intenta abarcar mucho, pero apenas
aprieta en ninguno de los sub-argumentos. Por un lado, Superman
continua su viaje psicotrópico-cósmico, Batman y Bekka intentan
arruinar los planes de Darkseid sigilosamente, y Darkseid y Desaad
intentan conseguir sus metas… cada uno las suyas.
Lo relativo a Superman tiene un buen comienzo, pero al final se
limita a conducir el sub-argumento como acaban todas las historias
relacionadas con una forma u otra de control mental: el héroe se repone
y vuelve con muy malas pulgas a pegarle al malo. Es un desarrollo
tópico y previsible. La parte de Batman intenta jugar a muchas bandas:
aventura de infiltración, romance imposible y caracterización de
Batman, cojeando en las tres. La infiltración apenas está desarrollada,
el romance imposible resulta forzado y no pega con un comic que intenta
transmitir una sensación de urgencia y cuenta atrás, y la
caracterización de Batman es redundante. Además de incluir algunas
frases que nos devuelven al Batman casi bipolar pre-Crisis Infinita, y
eso que le tuvieron un año apartado del mundanal ruido precisamente
para hacerlo avanzar en una dirección nueva y menos angustiante.
Por último, la trama referida a Darkseid y Desaad tiene un punto
bueno y uno malo. Tiene una sorpresa con una resolución francamente
chula y adecuadamente plasmada que da una buena imagen de Darkseid y lo
que supone ser él… sin embargo, esta buena imagen se viene abajo cuando
intervienen los héroes y el tirano se ve reducido a típico villano de
relleno que acaba inflado a golpes porque no se ha molestado en atar
todos los cabos. ¿Cual es el sentido de darle una imagen de ser
aterrador al principio sólo para hacerle un inútil funcional unas
viñetas después? La conclusión es previsible y el cliffhanger afecta a
un personaje plano y unidimensional hacia el que es francamente difícil
sentir curiosidad.
Nguyen tiene algunos dibujos buenos al principio, con una
conveniente ambientación entre cósmica y onírica, y algunas buenas
viñetas sobre Batman y Bekka. Sin embargo, falla a la hora de dibujar a
Darkseid: su presencia no es en absoluto imponente, sino que parece una
especie de Kingpin con traje. Un dibujo poco lucido y un guión que le
pone de villano común hacen que el pilar de la historia, la gran
amenaza espacial que se supone tiene que dar un miedo terrible es
retratada como una molestia. Este comic tiene algunos buenos momentos,
pero no desarrolla ningún aspecto en concreto, ni pone demasiado empeño
en hacer interesante la historia. Un producto del montón.
-
Superman #18
Edición original: Action Comics #862 y #863
Guión: Geoff Johns
Dibujo: Gary Frank
-
SUPERMAN #18 |
con una presentación tibia pero bien escrita y un desarrollo con muchas
sorpresas y elementos de interés. Pero lo mejor viene ahora, con un
tremendo final con sabor a conclusión de saga épica: hay mucha acción,
una miríada de momentos destacables (humorísticos, heroicos, potentes,
dramáticos… hay para elegir, incluyendo llamaradas de mil grados a
quemarropa), y tensión hasta bien avanzada la recta final.
Un “pero”, eso sí, es que el villano central pierde un poco en este
punto, dejando de lado su faceta de bestia manipuladora para quedarse
simplemente con la de bestia. Esto no solo le hace menos interesante
desde el punto de vista de la personalidad, la caracterización y la
profundidad; sino que lo reduce a villano del montón con un buffet de
poderes a elegir, plano y profiriendo bramidos y amenazas hacia los
héroes. Por suerte solo es uno de los aspectos, mientras que el resto
están extraordinariamente planteados y narrados: los héroes son más
grandes que nunca (incluido Superman, que redime sus poco memorables
apariciones anteriores en un montón de fantásticas escenas) y tanto el
ritmo como la acción vibran de intensidad.
Gary Frank sigue en su línea, para bien y para mal. La narración es
muy buena y su grado de detalle es muy elevado, y eso es fundamental a
la hora de dibujar una gran “última aventura”. Sin embargo, no está
exento de errores: sus expresiones desencajadas y furibundas siguen
aquí, en toda su gloria, y las mujeres salen de una fábrica con un sólo
molde anatómico. Una vez pasas por alto estos dos escollos, el
resultado es muy satisfactorio, complemente muy bien el guión y hace
que las ideas y secuencias de Johns tomen forma.